viernes, noviembre 11, 2011

La encrucijada de Linux en el escritorio

Antes de empezar, aclarar que me considero un usuario bastante avanzado de Linux: lo uso desde 1996 y he pasado por casi todas las distribuciones (Slackware, RedHat, Debian, CentOS, Ubuntu, Mint...) y por casi todos los entornos de escritorio (Icewm, Enlightment, KDE1 beta4, KDE 2, KDE 3, Gnome2...).

Pese a lo contento que estoy con el Sistema Operativo en sí, debo confesar que este último año he tenido un par de crisis de Fé con Linux, en las cuales me llegué a comprar un iPad y un MacMini (llamémoslo "mi etapa Apple"), y estuve a punto de considerar el pasarme a Mac Os X como sistema de escritorio único en mi casa.

El problema ha aparecido en los últimos 3 años, con una carrera progresiva de los gestores de ventanas hacia interfaces simplificados, widgets, y unificaciones entre lo que debería ser 3 cosas separadas: un gestor de ventanas para tablets, otro para netbooks y otro para ordenadores de sobremesa.

Tanto KDE como GNOME (el primero con la versión 4 y el segundo con la 3), y añadiendo a Unity, están apostando por simplificar el escritorio, entendiendo por simplificar el convertirlo en un simple dock y un puñado de widgets. A esta simplificación se une la pérdida de funcionalidades que podrían considerarse "complejas" para los usuarios y que yo he echado de menos en más de una ocasión (teniéndolas que recuperar vía herramientas como gconftool o con hacks basados en scripts).

Además, las nuevas distribuciones de Linux orientadas al usuario se han tomado la licencia de comenzar a personalizar los gestores de ventanas, de forma que tienen cambios con respecto a los gestores originales.

El resultado, para mi gusto y al menos con Ubuntu + Gnome, es una inestabilidad que no había visto jamás en el entorno Linux. Cada 10 ó 15 arranques de Gnome, me sale un error de alguno de los "applets" (montador de discos, el reloj, área de notificaciones, etc) y el applet en cuestión no aparece ya en el escritorio (hasta que reinicias).

Todo comenzó a partir de Ubuntu 9.04. En Ubuntu 8.04 usaba Gnome2 (supongo que poco modificado) y el sistema era muy estable, sin ningún tipo de problema aparente. Desde la actualización de 8.04 hasta 10.10, todo han sido problemas (el bug de bloqueo del sistema cuando volvías del salvapantallas, applets que no cargan, etc) y decepciones.

El uso que yo le doy al escritorio, en el hogar (no en el trabajo), las necesidades que yo tengo acerca de un gestor de ventanas, son las siguientes:


  • Disponer de una barra de aplicaciones clásica con su menú de lanzamiento y sus posibles iconos (en el orden en que yo quiera) como accesos rápidos a aplicaciones.

  • Disponer de iconos en el escritorio (estándar, nada de widgets).

  • Disponer de gestor de ficheros.

  • Disponer de espacios de trabajo o workspaces.

  • Posibilidad de personalizar los atajos de teclado así como en qué workspace lanzar cada aplicación.

  • Disponer de feedback visual de los discos montados (ejemplo: el applet montador de discos de gnome).

  • Area de notificaciones (systray) donde se pueda tener el estado de la batería, del wifi, de las actualizaciones, o donde se pueda minimizar pidgin o dropbox, por ejemplo.



De momento mi problema (y mi crisis de Fé) se ha solucionado pasando de Ubuntu a Linux Mint 11. Sé que Mint está basada en la misma Ubuntu de la que he huído, pero funciona y es mucho más estable (de hecho, diría que totalmente estable).

El problema, y el pero, es que Linux sigue avanzando hacia los entornos simplificados tipo Unity y no sé si en Linux Mint 12 peligrará mi "escritorio clásico" actual. Porque Gnome3 no me convence y KDE4 con sus "plasmoides" menos aún.

Me estoy planteando, en serio, pasarme a entornos tipo XFCE o similares, donde tenga mi barra de tareas, mi dock de aplicaciones y poco más, pero me parece muy triste tener que llegar a este punto. Donde Windows cada vez está mejorando, Linux está empeorando, mientras que Apple sigue fiel a su estilo que le funciona.

Me gustaría incluír en esta entrada parte de un comentario leído en barrapunto, en un hilo relativo a este mismo tema, a la "huída" de gente de los nuevos escritorios y su retorno a otros como XFCE o similar. Como me ha gustado el comentario, lo reproduzco aquí indicando su autor y enlace al mismo:


URL: http://softlibre.barrapunto.com/comments.pl?sid=87818&op=&threshold=1&commentsort=0&mode=thread&cid=1293817

por Ed Hunter (702) el Jueves, 10 Noviembre de 2011, 11:29h (#1293817)

El principal problema de GNOME3 es que ha sufrido una revolución en la interfaz de usuario, cuando los procesos naturales son evolutivos. Las revoluciones siempre producen resistencia.

Pongamos los entornos de escritorio más exitosos en la informática personal: Windows y Macintosh.

Si comparamos el Microsoft Windows 1.0 con el actual Windows 7, veremos que las interfaces no tienen nada, pero nada que ver. Sus interfaces han sufrido varias revoluciones. Si un usuario de Windows 1.0 viajase en el tiempo y probase un Windows 7 no encontraría nada familiar. De hecho es algo que le pasaría probando Windows 3.x, y que también le pasaría al usuario de Windows 3.x al probar Windows 7. En la interfaz de Windows se han producido varias revoluciones, lo que ha provocado descontentos y el mantenimiento de las interfaces viejas en los sistemas nuevos (Windows 95/4 incluía el viejo progman.exe) para satisfacer a los conservadores.

En cambio, un usuario del Apple Macintosh 128K, que jamás hubiese visto otra cosa aparte del MacOS 1.0, al sentarse delante de un MacOS X Lion, aparte de alucinar con los colores y demás efectos gráficos, seguiría encontrando el sistema familiar al seguir viendo la barra de menús superior, el Finder (el escritorio y los iconos de la papelera y los discos), etc. En la interfaz de usuario de MacOS no ha habido revoluciones, sino que ha sido una larga evolución. En ningún momento hubo un cambio total de paradigma, como si sucedió en Windows y ha sucedido en GNOME.

En mi opinión, en Windows se aceptó las revoluciones bastante bien y los cambios de paradigma, porque eran necesarios. La GUI de Windows 1.0 era algo difícil de catalogar sin ser grosero, y además había un importante enfrentamiento con Apple que les dificultaba hacer las cosas algo mejor de como lo hicieron.(...) Por eso se acepto: por ser claramente superior a progman.exe y ser necesario el cambio.

En cambio, en GNOME no hacía falta en cambiar la interfaz de forma revolucionaria, y menos aún impidiendo seguir usando el equipo como siempre. Ni tan siquiera daba sensación de agotamiento, de que no quedasen cosas por hacer, depurar o arreglar. Al contrario. En GNOME en realidad la sensación era que lo que necesitaba era arreglar la infraestructura, todo lo que hay por debajo del escritorio, lo que permite y facilita desarrollar aplicaciones.

Resumiendo: la gente no esta a gusto con cambios revolucionarios a menos que sean imprescindibles y siempre preferimos cambios evolutivos. En la GUI de MacOS sólo ha habido cambios evolutivos, y los elementos básicos de la interfaz de la 10.7 ya estaban presentes en la 1.0. En Windows si que hubo varias revoluciones, que fueron necesarias porque se dirigían a callejones sin salida, pero durante la transiciones permitían usar el sistema antiguo y el nuevo no impedía usar el sistema de forma similar a la vieja usanza.

En GNOME la revolución se ha producido de forma caprichosa y se ha impuesto a los usuarios sin ofrecer alternativa alguna.



Es esas circunstancias, me veo en una encrucijada.

¿Me adapto yo a Unity y cambio mi forma de trabajar?

¿Vuelvo a XFCE o ICEWM y pierdo funcionalidades que no tienen estos pero sí Gnome?

¿Empiezo a encargar mi copia de Windows 8?

¿Qué opináis?

lunes, octubre 31, 2011

Por qué no comprar en Pixmania : mi experiencia

El viernes decidí, finalmente, comprarme un tablet Motorola Xoom con Android 3.1. Mirando por Internet, ví que el precio oficial eran 529 pero que en Pixmania tenían la Xoom 32GB Wifi por "sólo" 399 EUR. Además, indicaba que estaba disponible en la tienda de Valencia (que tengo a escasos 5 minutos de donde trabajo).

La verdad es que en Amazon se puede comprar por 359 EUR, pero es de UK (Gran Bretaña) con lo que requiere un adaptador de clavija UK a Española que es casi tan grande como la tablet; mejor comprarla en España aunque me costara 40 EUR más.

Así que al salir del trabajo me voy al Pixmania y pregunto por la tablet. Afortunadamente, tenían en tienda, así que le digo que me saque una unidad, que me la llevo puesta.

Lo primero que veo, es que el empleado se mete en el almacén y saca la tablet "en la mano", sin caja. Luego va al expositor, y saca la caja que había en él. Le digo que si es de exposición, y me dice que no, que ponen las cajas fuera, pero no los tablets, para evitar robos. El caso es que para empezar, me dan un producto desprecintado. Pero bueno, como el empleado es bastante amable, me deja encender la tablet y veo que no está "inicializada" ni usada, y que no tiene píxeles muertos, así que me la quedo.

Total, que saco la tarjeta para pagar y el chico me dice:

- Son 409 EUR
- No, debe de haber algún error, en la web pone que son 399.
- Sí, 399, más 10 EUR de gastos de envío.
- ¿Gastos de envío?
- Sí, esto es un punto de recogida, es lo mismo que comprar online, aunque el producto está aquí, tienes que pagar los gastos de envío.

Mi cara debía de ser un poema, porque a 410 EUR la de pixmania, y a 359 EUR la de Amazon, ya había 50 EUR de diferencia, pero bueno, al menos es la tablet española y no la de UK.

Así que pago los 410 EUR, y me dan una bolsa con la tablet. En ese momento el empleado me dice:

- Espera un momento, que voy a por el adaptador.
- ¿Qué adaptador? (pregunto)
- El de enchufe UK a enchufe Español. Es que la tablet es de UK.

Ahí ya mi cara debe de ser tipo WTF OMG LOL o similar, porque el empleado me dice "Hombre, que la española vale mucho más...". Y yo pienso "Joder, ya lo sé, pero para eso la podría haber comprado 50 EUR más barata en Amazon".

Pero bueno, ahí voy yo con mi ilusión por la tablet, que voy y trago (además, ya estaba pagada).

Salgo del pixmania y me voy directo al Worten a buscar un cable adaptador de microUSB a USB hembra (para el USB-Host, y así poder probar el llavero 3g en la tablet). El Worten está a escasos 10-20 metros del pixmania, apenas tiene 2-3 tiendas entre ellos. Entro al Worten y no tenían cables, pero de reojo veo el stand de las tablets y salta a mis ojos el siguiente cartel:

"Motorola Xoom Wifi 32GB - Ultima Unidad - 529 EUR (TACHADO) -> 349 EUR"

Cojo la tablet y la veo en perfecto estado, con su plástico de pantalla pegado, y según las estadísticas de la batería apenas llevaba encendido unos 15-20 días, lo que concordaba con la más antigua de las fotos "de prueba" que había hechas por la gente. Sí, es un artículo de exposición (no me gusta comprarlos así), pero estaba en perfecto estado, sin píxeles muertos (la ventaja de la exposición es que puedes ver el producto en marcha) y sin una sola marca ni arañazo. Y por 60 EUR menos que en pixmania.

Le digo al encargado: "Oye, ¿me puedes reservar esto un momento?", y me largo a toda velocidad al pixmania. Llego allí apenas 10 minutos después de haber pagado la tablet, por lo que el empleado me mira con cara de "¿qué se te ha olvidado?".

- ¿Tenéis compromiso de precio mínimo? Lo digo porque en el Woxter estaba esta misma tablet a 349 EUR.
- No, no lo tenemos.
- Ok, entonces me gustaría tramitar la devolución.
- Sin problemas.

El empleado comienza a hacerme la devolución, y me entrega un papel donde dice: Devolución: 399 EUR.

- Oye, disculpa, no son 399, sino 409.
- No, los gastos de envío no se devuelven. Es una compra online, los pierdes.
- ¿Cómo? O sea, que me los has cobrado viniendo yo a recogerla a tu tienda, y ¿ahora no se devuelven?
- No. Esto no es una tienda, es un punto de recogida.
- Ya, y si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta.

Eso último no lo dije, claro, pero rondaba por mi subconsciente.

Analizo rápidamente la situación: XOOM Pixmania: 410 EUR UK. Nueva. XOOM Worten: 349 EUR + 10 perdidos de pixmania. Española. De exposición pero verificada por mí. Total, 50 EUR de diferencia a favor de Worten y me llevo la tablet Española, y tengo 15 días para probarla y devolverla sin dar explicaciones. Gana la de Worten, así que le digo que, efectivamente, me haga la devolución aunque pierda los 10 EUR.

Total, que saco la tarjeta de crédito con la que había pagado el producto y me dicen:

- No, no, no me des la tarjeta que no te vamos a hacer el abono ahora. Tienes que mandarme un email con tu número de cuenta, el código Swift o BIC internacional del Banco, el código IBAN de tu cuenta, los titulares de la misma, etc. a este email.
- ¿No necesitas también que te mande un número primo de 40.000 cifras?
- No, sólo esto. Una vez lo recibamos, mandaremos el producto a la central en Francia, donde lo revisarán y si está todo bien, en uno o dos meses te harán una transferencia a tu cuenta.
- Pero ... pero ... pero ... ¿qué me estás contando? Si te acabo de comprar la tablet hace menos de 10 minutos ... ¿no puedes cancelar la compra y devolverme el dinero?
- No, tendrás que esperar la transferencia.

Aquí sí que teníais que haber visto mi cara. Una mezcla entre "owned" y "meteos la tableta por donde la espalda pierde su nombre". Pero ahora ya sí que, por mis mismísimos, no les daba un duro a estos tipos, por lo que dije que sí, que procediera a la devolución.

¿Conclusión? En parte culpa mía por no informarme por Internet, antes, de cómo funcionaba pixmania. Otra parte culpa de Pixmania por no indicar en la web que la tablet era UK y, en la página del producto, indicar que se podía obtener en la TIENDA (ojo, no punto de recogida, sino tienda) de Valencia, sin decir nada de los gastos de envío (que seguro que lo pondrá en otro sitio de la web, pero ahí no).

Pero si tengo que sacar una conclusión, es la de que no pienso volver a comprar NADA en pixmania y os animo a todos a que hagáis lo mismo. Ni un céntimo a esta empresa por su forma de tratar a los clientes. Y ojo, no me refiero a los pobres empleados, que me trataron con total corrección, me dejaron examinar la tableta (bueno, faltaba más, estaba desprecintada por ellos) y me ayudaron en la medida de sus posibilidades, aunque el empleado que parecía el responsable no quiso reseñar en el motivo de la devolución que la tableta ya estaba desprecintada cuando me la dieron y que estaba más barata a 10 metros de allí, sino que indicó como motivo "El cliente ya no desea el producto", pese a que le pedí que pusiera el motivo real.

A partir de ahora, las compras Online serán sólo a proveedores "reputados" tipo Amazon, Fnac, play.com o similar, y con la lección aprendida de a pixmania, ni agua. Qué lástima, porque pixmania se podría haber convertido en uno de mis proveedores habituales y ha pasado directo a la lista negra.

Y ojo, que todavía falta la parte más peliaguda: recibir el dinero, después de las esperpénticas historias que he leído en Internet sobre devoluciones que no llegan a la central en Francia y de clientes que se quedan sin el producto, y sin el dinero.

miércoles, octubre 26, 2011

Motorola Xoom vs Asus EEEPad Transformer

Hace apenas un par de días que vendí el iPad (además de los 2 días en que lo tuve reseteado y metido en su caja) y la verdad es que echo mucho de menos el tablet en el cajón, a tiro de piedra para ver un correo entrante cuando suena la notificación o leer los RSS.

He estado tanteando las diferentes opciones de tablets Android, y la verdad es que principalmente estoy entre la Motorola Xoom, la Asus Eeepad Transformer con teclado-dock y la de esperar un poco a ver cómo evoluaciona todo (la peor):

Estos son los pros y contras de cada una de las 2 tablets:


Motorola XOOM (coste: sobre 420 EUR sólo Wifi, 550 EUR con 3g)



Foto: Motorola Xoom

Pros:

  • Es de Motorola, por lo tanto de Google, lo que le asegura soporte de S.O. De hecho, ya tiene anunciado Android 4 (ICS) (y viene con la 3.0 actualizable a la última 3.x, y además Google permite cambiar la rom de la XOOM sin perder la garantía).

  • Es más compacta (el bezel al menos) que la Asus; la xoom me cabe en la "mochila / bolso" que uso y la Asus no.

  • Tiene puerto microUSB para conectar un adaptador de microUSB a USB hembra de 5-10 centímetros y así tener USB Host, es decir, teclado y ratón externo si es necesario, así como llavero USB 3g, mandos de consola, etc.

  • Batería de 10 horas de duración de uso Wifi (frente a 9 de la asus).

  • Existe modelo con 3g (en la asus no).



Contras:

  • La funda oficial es un engendro de 40 EUR que no permite la carga del dispositivo con la tapa cerrada, que ralla el aluminio de los laterales, y que en modo atril no permite conectar nada a los puertos de expansión (porque queda apoyado sobre ellos). En esas circunstancias, me "rompe" la posibilidad de conectar teclado / ratón USB, que era la alternativa xoomera al dock del Asus Eeepad. Si no fuera por esto, podría comprar un Xoom + cable microUSB a USB de 5 cm + teclado USB y tendría la misma funcionalidad que el Asus Transformer. Por culpa del atril, no puedo. La solución sería algún tipo de funda no oficial que se pudiera poner en modo atril, que dejara los conectores libres, y que permitiera conectar el cable microUSB. El dock de motorola también hubiera valido si tuviera salidas para el puerto miniUSB y el miniHDMI, pero no lo hace, sólo permite la carga, por lo que al pincharla (todos los conectores están juntos) dejas de poder usar el miniUSB.

  • La pantalla no tiene los colores tan "vibrantes" como la de la ASUS, que es IPS y además de verse mejor tiene mayor ángulo de visión (es como la del iPad).

  • Su peso, de 730 gramos, es 50-60 gramos superior al del Asus (y casi 100 más que el iPad Wifi).

  • El cargador es un "bloque" enorme, como el de un portátil (poco "transportable").





Foto: La funda/engendro oficial (tapando los conectores, aunque se puede girar y dejarlos arriba, se tapan las cámaras).




Asus Eeepad Transformer (coste: sobre 500 EUR sólo Wifi)




Foto: las 2 piezas (pantalla + transformer)


Pros:

  • El teclado-dock con touchpad, 2 puertos USB, lector de tarjetas y 16 horas de batería es PERFECTO y funcional. Para escribir correos o mensajería, se pincha el Tablet en él rápidamente y con mucha comodidad. Este item es, con diferencia, el que más puntúa a favor de la Eeeepad, ya que sin este genial teclado dock, ya me habría decantado por la Xoom.

  • Es un poco más ligera que la Xoom (50 gramos).

  • La pantalla es mejor que la de la XOOM (no así la táctil, pero sí el panel).





Foto: El tablet unido al dock.



Contras:

  • La reproducción de vídeos 720p no es fluida, y sí lo es en la XOOM. Siendo el mismo hardware, no lo entiendo. La comparación era entre XOOM con Android 3.1 y Asus Eeepad con 3.0, por lo que ya no sé si es cosa de software (¿lo puede confirmar alguien?).

  • Conector de carga / conexión totalmente propietario: tienes que comprar todos los accesorios (y caros) a Asus, incluyendo un simple cargador adicional. Sólo cuando lo conectas al dock tienes puertos "estándar" (USB, SD, etc).

  • ASUS ha modificado los pines del puerto USB para no permitir su carga con un cable microusb estándar.

  • El bezel (el marco) de la tablet es muy grande, mucho más que el de la XOOM, y eso hace que no quepa "bien" dentro de mi "bolso/mochila" de uso diario, mientras que la xoom sí que cabe.





Foto: Diferencia de tamaño XOOM vs Asus Eee Pad (foto de Engadget).



En resumen

Casi que todo se reduce a "me gusta más la Xoom en cuanto a tablet, pero el dock de la Asus es una pasada, si no fuera por el enorme tamaño de la tablet Asus".

Podría reemplazar el dock de la asus por un simple teclado+ratón USB, pero la horrorosa funda de Motorola (más bien la disposición de los conectores) no me lo permite.

La otra opción es teclado bluetooth, incluso el de Apple, que es bastante bueno, me valdría.

Y la opción más completa (y compleja) es la de comprar el dock de motorola y modificarlo para dotarle de salida HDMI y USB, como han hecho aquí: http://www.youtube.com/watch?v=fOVBxzi4nqM

(Cómo se nota que estas empresas no tienen detrás a genios del diseño como los de Apple).

¿Qué opináis? ¿Cuál os convence más? Yo estoy casi al 55% con la Xoom contra el 45% para la Asus, y eso gracias al dock.

lunes, octubre 24, 2011

Análisis: Apple iPad Wifi 32GB

Hace un poco más de medio año compré un flamante iPad Wifi de 32GB, con teclado dock oficial de Apple, y que compré a un compañero de trabajo cuando se produjo la salida del iPad 2.

Hoy, 24 de Octubre, he vendido el iPad por prácticamente lo mismo que me costó.

Alguien puede pensar "Lo habrá vendido para comprarse el iPad 2, o el futuro iPad 3 o iPad de 8 pulgadas que parece que están a punto de anunciar"; pero no, no es así. Me gustaría hacer un completo análisis de mi paso por el iPad, y del dispositivo en sí mismo, para que podáis entender por qué lo he vendido y cuál es la alternativa que tengo en mente.

Hace medio año no había muchas posibilidades de elección en cuanto a tablets. Yo necesitaba un dispositivo "portátil" que no fuera un netbook (por el tiempo de arranque que requieren) y que me permitiera, rápidamente, ver el estado del correo, dar alguna respuesta ocasional, ver los RSS (Google Reader), leer algún PDF técnico que no se visualizara bien en mi ebook de e-Ink, y navegar. Ocasionalmente, podría ser interesante tener allí algunos vídeos o fotos, pero no era prioritario.

El iPad cumplía prácticamente todas las condiciones, y me llegaba, de segunda mano, por un precio muy asequible (aprox. 350 EUR, más otros 50 por los extras que adquirí para él). En aquella época la única alternativa "decente" era el Galaxy Tab de 7", pequeño tamaño que unido a su formato panorámico lo hacía demasiado pequeño para leer PDFs técnicos con comodidad. Además, por esa época el precio de los tablets Androids "equivalentes" al iPad era superior a los 700 EUR, el doble que lo que me costaba el iPad.

Como digo, adquirí el iPad con bastante ilusión: nada más lo tienes en las manos, te das cuenta de que tienes un hardware de calidad:


  • Una buena pantalla IPS con retroiluminación LED, sin ningún tipo de ralladura tras 1 año de uso gracias a la calidad de la misma, que aunque atrae como un iman las huellas dactilares, se limpia con facilidad (mención especial a los mágicos paños de microfibra de Mercadona) y además tiene una capa oleofóbica que, digamos, repele la grasa. Además la pantalla era de formato 4:3, una de las cosas que más critiqué al presentarse el dispositivo y que ha resultado ser la mejor elección para un tablet frente a la estrechez de la panorámicas.

  • Una estructura externa sólida y con un tacto "de aluminio" de calidad, no como los dispositivos de "plástico de cabalgata" que se venden para los tablets Android. Todo el dispositivo rezuma "calidad", y no "cutrez" como otros tablets.

  • Una duración de batería de 8 a 10 horas reales de uso, muy por encima de todos los demás dispositivos que había en el momento, con 4.5 horas aproximadas de duración. Además, la batería es de calidad, no se ha degradado con el tiempo. Desde el primer día que lo he tenido, hasta el último, no ha perdido fuerza ni capacidad de carga, ni duración.

  • Un procesador de 1 Ghz, una maravilla en comparación con la mayoría de procesadores de 600 y 800Mhz de los tablets Androids de la época.

  • Una pantalla táctil con respuesta muy precisa, multitoque por supuesto, capacitiva y con la sensibilidad perfecta al tacto.


El peso del dispositivo, de unos 630 gramos, era similar al de otras tablets del mercado, siendo el iPad 2 incluso más ligero. Si hemos de encontrar una pega al dispositivo a nivel de hardware interno, tal vez podríamos nombrar los 256 MB de memoria interna (512 MB en el iPad 2), que en el mundo Android es lo que llevan los terminales de gama baja pero que es suficiente para la arquitectura del iPad y para las necesidades de iOS.

Ahora bien, lo primero que uno nota es que no hay en el iPad ningún tipo de conector de datos o de vídeo: ni USB, ni HDMI, ni SD, ni micro-SD ... la mayoría de estas conexiones (especialmente vídeo y SD/USB) requieren la compra de dispositivos Apple adicionales, por el precio medio estándar de 30 EUR, y además tienen que estar soportados por las aplicaciones (no puedes transmitir a la TV todo lo que ves en el iPad, ni acceder a ficheros en un llavero USB que no sean fotos para importar).

Hasta aquí, el tema hardware. Nada que objetar, salvo el tema de los conectores externos del iPad. Incluso el precio de dicho hardware, algo de lo que tanto se critica a Apple, era (principios del 2010 en España) la mitad del de la competencia.

No, el problema no es el hardware. El problema está, realmente, en el software.

Pero empecemos por el principio, por lo positivo.

Lo primero que notas al utilizar iOS (el Sistema Operativo de iPad, iPhone e iPod Touch) es la fluidez.

La experiencia de uso es fantástica. Todo es suave: los scrolles no se "cortan" nunca, el dispositivo siempre hace lo que tiene que hacer, y nunca te quedas "esperando" a algo que no responde como pensabas. Podríamos decir que, aunque es un dispositivo multitarea, realmente se comporta como monotarea, ya que salvo las tareas "push" del sistema, no parece que haya nada ejecutándose en segundo plano, y la aplicación siempre recibe toda la potencia del procesador. De hecho, es posible que hayas notado en Android justo lo contrario, incluso a veces un simple scroll que tiene un pequeño salto provocado, segundamente, por un acceso a disco "en segundo plano". Esto en iOS no sucede.

Es cierto que la Home de iOS (el "Escritorio") es mucho más simple que la Home Screen de Android: no tienes nada salvo iconos y "carpetas" de iconos. No tiene "widgets", ni nada que esté consumiendo recursos en segundo plano. Eso hace mucho, obviamente, ya que, bueno, tienes un procesador a 1Ghz y 256MB de memoria dedicados casi en exclusiva (accesos push aparte) a esperar que pulses en algún sitio para abrir una aplicación o scrollear a otro "escritorio". Y parece que cuando estás en una aplicación, nada más (salvo el push) esté consumiendo recursos, lo que se nota en la fluidez.

Cuando compré el tablet, ya sabía que iOS era así, por lo que no voy a tratar esto como un aspecto negativo. De hecho, casi lo considero positivo en tanto en cuanto el consumo de batería mientras estás en el home es menor y, salvo que te gusten mucho los widgets, yo uso el home sólo como lanzador de programas.

Lo que sí que era realmente negativo de iOS era el sistema de notificaciones de iOS hasta que apareció iOS 5. En iOS 4.x o inferior, las notificaciones podían ser de dos tipos: o un molesto popup que te interrumpía en el home, o un número (badge) sobre el icono de la app (indicando, por ejemplo, el número de correos sin leer, o que tenías N notificaciones nuevas de esa app). Ese sistema, realmente molesto y poco funcional, ha sido sustituído en iOS 5 por una especie de "copia" de la barra de notificaciones desplegable de Android, pero todavía sin llegar a lo mínimo necesario.

Ahora hay notificaciones emergentes "no intrusivas" (buena incorporación) y una barra de notificaciones (también imprescindible), pero no hay ningún tipo de indicador en la barra superior (y el iPad tampoco tiene un led de aviso) de que hay notificaciones nuevas. Si no estás mirando la pantalla cuando sale uno de los nuevos popups no intrusivos, no te queda ningún tipo de aviso de que hay una nueva notificación y tienes que abrir manualmente la barra de notificaciones para ver que hay avisos nuevos. Supongo que esto es fácilmente corregible vía software y estoy seguro de que alguna futura versión pondrá algún tipo de icono en la barra para esto.

Al respecto del software, diré que el iPad tiene software para aburrir. Otro de los motivos por los que compré el iPad y no el Android fue por el argumento aquel de "para iOS hay muchísimas más aplicaciones que para Android, y además los desarrolladores hacen versiones para iPad perfectamente adaptadas para el dispositivo, porque iPad sólo hay uno". Eso es totalmente cierto: hay una inmensa cantidad de aplicaciones para iPhone e iPad en la AppStore, y cuando compras o descargas una app para iPad, está perfectamente diseñada para él, no como en Android, que hay gran cantidad de tablets con diferentes tamaños de pantalla y te puedes encontrar con Apps en tu Android 10" que son para "teléfono" y que apenas ocupan una parte de la pantalla y no se escalan al tamaño total disponible.

Además, en iOS hay ciertas aplicaciones de una calidad realmente superior. No me refiero ya a superior a sus equivalentes para Android, sino directamente a equivalentes en ordenadores de sobremesa. Por hacer un resumen de las que más he usado o que quiero destacar, por orden de "uso":


  • GoodReader (lector de PDFs con anotaciones, subrayados, etc).

  • iSSH (cliente ssh y RDP) y VNCViewer (cliente oficial).

  • Feeddler Pro (lector de feeds RSS).

  • Cliente de VPN para Cisco (integrado).

  • Cliente VNC de RealVNC.

  • Read It Later Pro.

  • IM+Pro (cliente de gtalk y otros protocolos de IM).

  • TwitRocker (cliente Twitter).

  • AvPlayerHD (reproductor multimedia con soporte de download FTP).



Estas aplicaciones son realmente buenas, siendo GoodReader junto a iSSH algo que difícilmente voy a poder encontrar en un dispositivo Android a menos que saquen versiones de estos programas para Android.

Sobre el argumento de la enorme cantidad de apps de la AppStore, yo empecé haciendo Jailbreak de mi dispositivo, para poder probar aplicaciones de pago sin pagarlas (con Installous) y así decidir cuáles iba a usar y comprarlas después (y, por supuesto, las compraba, absolutamente todas las que he nombrado y otras que no, incluyendo algunas de 9.99 EUR como VNC, o 7.99 como iSSH). De esta forma, no me equivocaba comprando apps que luego no cumplieran mis necesidades (algo que en algunas ocasiones no podía validar con las versiones gratuitas de demo).

Pasado un tiempo, y viendo que lo tenía todo original y pagado, dejé de usar Installous y ya sólo utilizaba aquellas que había comprado. No obstante, la AppStore tiene una cosa que son "las apps del día" donde puedes encontrar de 10 a 20 apps de calidad CADA DIA a precios reducidos o gratis. De esta forma, en lugar de pagar sobre 3 EUR por el Read It Later Pro, pagué 0.79 EUR por ella el día que salió patrocinada. De esta forma, cada día podías encontrarte aplicaciones de pago gratis y adquirirlas legalmente, o a precios reducidos. Con la suficiente paciencia, podías acabar comprando los juegos y apps que necesitabas a precios reducidos o a precio cero. Pero una vez acabada la "colección", podías ir bajando cada día nuevos juevos o apps simplemente para jugar o para probarlas. Así acumulé, probé y borré decenas o cientos de apps de todo tipo.

No obstante, en un momento determinado superé la "excitación inicial" de la enorme AppStore del iPad, de verme miles y miles de aplicaciones y de juegos al alcance de mi mano, pero que acabo acumulando sin prácticamente usarlas. Acabé entonces con iOS 5, sin preocuparme de hacer ya el Jailbreak y prácticamente sin descargar ya nada ni siquiera de las apps gratuítas del día.

Llegados a este punto, supongo que pensaréis: "vamos a ver, si todo lo que estás diciendo del iPad es positivo, hasta incluso que hayas llegado a cansarte de TANTAS aplicaciones disponibles... ¿cómo puedes haberlo vendido si no es para comprar un iPad 2?"

Es muy sencillo: es por culpa de Apple y su política cerrada e incluso absurda en algunos campos. Es por la poca libertad que Apple da a sus usuarios con iOS (que no con Mac Os), condenándolos a ser meros consumidores de contenidos, pero, eso sí, sólo de los contenidos que Apple apruebe.

El iPad no tiene una estructura de ficheros y directorios "común" a todas las aplicaciones. Aunque si le haces Jailbreak al dispositivo encuentras que debajo hay un Linux con su sistema de ficheros típico, las aplicaciones, cuando se ejecutan, no ven este sistema de ficheros global, sino que cada una tiene como un "espacio en disco" virtual y no ve los ficheros de otras aplicaciones.

Los ficheros de una aplicación no pueden ser visto por otras aplicaciones. Si tienes un PDF en GoodReader, no puedes verlo desde cualquier otro visor de PDF, como pueda serlo CloudReader. El árbol de directorios y ficheros de cada aplicación es "privado": todos los ficheros que "guarda" una aplicación sólo son vistos por ella, con la excepción de los programas propios de Apple como "Fotos", "Vídeo" y "Música".

No puedes por lo tanto tener un espacio "común" de almacenamiento de documentos donde combines PDFs, DOCs, TXTs o imágenes, por ejemplo, tendrás que tener los PDFs en CloudReader, las imágenes en "Fotos", las notas en el programa de notas, etc. Tampoco puedes pasar los documentos de una aplicación a otra salvo que la app te permita "Abrir con..." y además tendrás que mantener 2 copias del mismo documento, cada una dentro del sistema de ficheros virtual de cada app.

Además, para gestionar los ficheros de cada aplicación, normalmente sólo puedes hacerlo conectando el iPad al PC / Mac y usando iTunes.

Y llegamos a uno de los mayores los problemas para mí: iTunes. iTunes es la aplicación que tienes que instalar en Windows o MacOs para gestionar los contenidos del iPad. Esto, aunque a mí no me resulte cómodo, puede ser funcional para usuarios de Windows o de Mac, pero es un desastre para los de Linux, ya que no hay iTunes para Linux y tampoco funciona en Wine.

Tuve que comprar un MacMini barato (Core Solo @1.50 Ghz) con Mac Os para (entre otras cosas) tener un sitio donde instalar iTunes y hacer backup del iPad y gestionar los contenidos del mismo. Pese a que iTunes me funcionaba correctamente en el MacMini, no me parecía para nada funcional.

Me parece un enorme atraso no poder conectar el iPad al PC y ver su contenido como una unidad de almacenamiento externa más, para así poder gestionar los ficheros. No, sólo puedes, desde iTunes, subir o bajar ficheros de aquellas aplicaciones que lo permitan. Un atraso, comparado con Android donde conectas el dispositivo al PC (o la tarjeta SD o uSD si la tiene) y mantienes una estructura de ficheros "coherente" para tí con la estructura que te plazca.

Por otra parte, tienes que pasar en el iPad los ficheros, además, sólo en los formatos que maneja, lo que implica convertir todos los vídeos a .MP4, .M4V o .MOV (formatos de Apple) ya que "Vídeos" no reproduce nada que no sea ese formato. Teniendo un procesador a 1 Ghz y una pantalla tan bonita, resulta que tenía que convertir cualquier AVI durante 2 horas a .MP4 y además pasarlo por iTunes para poder verlo en el iPad. Este problema lo pude solucionar recientemente comprando por 2.59 EUR la app "AvPlayer HD", que reproduce prácticamente todos los formatos; eso sí, no le pidas que reproduzca un MKV a 720p.

Las aplicaciones se ven pues lastradas por el "sistema de ficheros privado y cerrado" que impone Apple en iOS, lo que no permite a las aplicaciones ver la estructura de ficheros del dispositivo y así compartir datos entre ellas.

Además, Apple no es sólo cerrado a nivel interno de las aplicaciones, sino que lo es también a nivel de la AppStore. Para desarrollar aplicaciones para iPad tienes que pagar aprox. 100 dólares por la licencia para desarrollar o kit de desarrollo, que sólo funciona en Mac. Después, puedes enviar juegos a la AppStore y Apple obtiene el 30% del precio de venta del producto. Hasta aquí todo bien: un SDK con un coste no muy elevado (aunque es sólo para Mac), y Apple obteniendo su justo pago por distribuir el software desde su plataforma de distribución de contenidos (la AppStore).

El problema es que todo software enviado a Apple tiene que pasar su filtro de aprobación. Apple DEBE aprobar una aplicación para que esta aparezca en la AppStore. Esto, que en principio podría ser muy positivo y evitar malware, "virus", y programas de dudoso gusto o de una calidad que no llegue al mínimo, se convierte en un problema cuando Apple hace un uso monopolista de dicho filtrado.

Por ejemplo, Apple no aprobará una aplicación que compita en algún área de interés "vital" con alguno de sus productos. Tampoco aprueban aplicaciones de la competencia por cuestiones "políticas". Por ejemplo, en Julio del 2011, Google envió a Apple la aplicación de Google+ para iPad (la cual salió por esas fechas en Android). Apple, a fecha de finales de Octubre del 2011, no ha aprobado esa app porque tiene contratos con twitter y facebook. Esto deja a los usuarios de iOS sin aplicación para iPad (sí que está la de iPhone) de Google+. A Apple en este caso le importa un comino sus usuarios y sólo vela por sus intereses económicos, olvidando que su economía depende, precisamente, de sus usuarios.

No sólo hacen esto con el software, sino que también lo hacen con el Hardware. Por ejemplo, para importar fotos y vídeos en la aplicación "Fotos" del iPad desde tarjetas SD, pendrives USB o cámaras, Apple sacó al mercado el "Camera Connection Kit", un periférico que se conecta al puerto de expansión y permite realizar conectar tarjetas SD o dispositivos USB.

En los dispositivos iPad jailbreakeados, este periférico se puede aprovechar para conectar teclados USB y así hacer un uso más cómodo de aplicaciones como el correo (imaginad la comodidad de usar un teclado para escribir los emails). Apple respondió en iOS 4.2 bajando a 150 mA (por software) la corriente que envía al puerto USB, de forma que todos los teclados, ratones y demás dispositivos USB dejaron de funcionar.

Así que tenemos una AppStore con censura (de Apple) y aplicaciones sin acceso al hardware (ni al sistema de ficheros), con hardware también "censurado" (si no compras el teclado de Apple, no te dejan usar tu propio teclado USB), donde tienes que pasar por iTunes para hacer cualquier cosa, pero sólo aquellas cosas que Apple te permita hacer.

En resumen, que el iPad es una jaula de oro. Es de oro, sí, pero no deja de ser una jaula.

Habrá mucha gente a la que estas limitaciones le den exáctamente igual. Supongo que a quien tenga ya un Mac, y un iPhone, y esté acostumbrado a usar iTunes, a sincronizar su biblioteca de fotos, etc, todo lo que he comentado le parecerán minucias, pero a mí, todo lo contrario, me parece vital. Mi libertad como usuario es básica, no puedo ser un esclavo de un dispositivo para usar sólo las aplicaciones que su distribuidor decida y sólo en la forma en que me permita usarlas.

Así que, pese a lo bien que funciona el iPad, hoy lo he vendido.

He decidido probar esta vez con Android, del que ya probé una vez un teléfono con Android 2.1 y que estaba un poco en pañales en fluidez con respecto a iOS, pero en esta ocasión haré una apuesta (económica, como la que hice con el iPad) y voy a comprar un Motorola Xoom o un Asus Eee Pad Transformer, con Android 3.x y soporte, casi seguro, de 4.0.

No sé si funcionará mejor o peor que el iPad, pero sí que sé que en Android puedes programar una aplicación en casi cualquier lenguaje (no como en iPad, donde Apple no permite usar lenguajes de scripting tipo Python), y la puedes empaquetar en .APK y distribuirla en la web. Eso implica que no sólo existe esa libertad de usar cualquier aplicación, sino que puedes incluso desarrollar aquella que necesitas si no existe, con su SDK gratuito.

Eso sin olvidarnos de la entrada de tarjetas uSD, el puerto HDMI, el puerto USB (miniUSB) para conectar teclados, ratones y llaveros 3g USB, el sistema de ficheros "abierto" y "global", y la no censura de aplicaciones por motivos "políticos".

Espero poder venir dentro de 6 meses y contaros que esta vez no me he equivado.

Un saludo.

viernes, enero 28, 2011

Técnicas Policiales: encerrona, envolvente, o cómo cargar sobre manifestantes pacíficos

El 9 de Diciembre de 2010, en las protestas estudiantiles en Londres contra la Reforma Universitaria, había un estudiante Español que relató en su blog cómo la policía había convertido una manifestación pacífica en un encierro durante horas a bajas temperaturas finalizado en violencia provocada. Para hacerlo, utilizar la técnica de la encerrona o envolvente, es decir:


  • Bloquear todas las calles, dejando pasar gente a la manifestación pero no dejándola salir.

  • Permitir la entrada de gran cantidad de gente a la manifestación.

  • Una vez llena la zona de la manifestación, cortar todos los accesos y comenzar a empujar a la gente hacia donde está el grueso de polícia con el material para cargar.

  • Mantener a la gente durante horas hacinada en la plaza, a muy bajas temperaturas, sin permitirles salir, hasta que comiencen a haber revueltas.

  • Permitir a las cámaras de TV grabar sólo en el momento en que algún energúmeno provoque algún acto vandálico. Esto es lo que genera en TV, al día siguiente, las imágenes de la malvada manifestación de hippis antisistema que queman contenedores y atacan a los agentes.

  • Ya sin la presencia de las cámaras, cargar violentamente contra la gente.



Ayer día 27 de Enero del 2011, sucedió algo parecido a menor escala: la policía utilizó una táctica parecida para convertir una "cacerolada" en una batalla donde a los manifestantes no se les permitía abandonar la calle en la que estaban y recibían pelotazos de goma y cargas policiales, aunque fueras un señor que salía de su portal o que pasaba por ahí.

Os dejo los 2 relatos, para que veáis las similitudes:



MMartinez
Parliament Square, Londres – 9 de diciembre de 2010
http://ciudadccs.info/?p=128238

Ayer, viernes 9 de diciembre, fui con un grupo de doctorandos y profesores del Goldsmiths College, University of London, a la manifestación organizada en contra de los recortes en educación y el aumento de un 300% en las tasas universitarias propuestos por le gobierno británico. Fue un día soleado y frío. Eran las 12 y media de la tarde cuando comenzamos a andar desde la plaza de Trafalgar hacia Parliament Square. La policia había cortado varias calles, por lo que tuvimos que dar un rodeo para llegar hasta ahí. Una vez allí estuvimos cantando, andando, hablando con desconocidos, compartiendo impresiones, leyendo las pancartas de la gente (‘Even Sadam Hussein believes in free education’, ‘No ifs no buts no education cuts’, ‘The Libcons have put the N in the CU*TS’…).

Tras una hora, decidimos irnos a tomar un te, café, cerveza en algún pub cercano. Al intentar salir nos dimos cuenta que la policía había bloqueado todas las salidas de la plaza. Había filas de antidisturbios (‘riot police’) que, en un primer momento, dejaban entrar gente pero no salir. De este modo, miles de personas estaban confinadas en la plaza (tactica policial que aqui se llama ‘kettle’). Preguntamos muy educadamente a los policías si habia alguna calle por la que se pudiera salir. Nos enviaban de una a otra diciendo que sí, que era posible; siempre resultaba mentira. Preguntamos que cuánto tiempo iba a durar este encierro forzoso y nos decían que no sabían, que ‘un buen rato’.

Había policias amables y había policias terriblemente agresivos. Una amiga que esta en Inglaterra con una visa de estudiante se puso muy nerviosa, se puso a temblar y llorar preocupada por lo que pudiera pasar. Resignados, nos quedamos en una esquina de la plaza observando lo que ocurría a nuestro alrededor: había gente que bailaba al son de tambores o de mísica techno, gente que corría, gente confundida por la situación. Corrían por todos los lados informaciones contradictorias. En una esquina vimos como una masa de gente intentaba romper el cordón policial sin éxito. Escuchamos los cánticos de los estudiantes. Había muchos jovenes estudiantes de unos 18 años de distintas partes de Inglaterra: Manchester, Liverpool, Sussex. El frío empezaba a apretar así que nos pusimos a andar y bailar para no quedarnos entumecidos. Nos llegaban mensajes de apoyo de ‘fuera’ (muchos amigos querían unirse a nosotros pero ya no les dejaban, así que se manifestaban en otras zonas).

Se puso a anochecer. Tras horas de pie en el frío empecé a sentirme como un zombie. Nos pusimos a hacer hogueras con lo que encontrábamos: hojas, pancartas. Arrancamos ramas de los arboles, gente quemo bancos, una garita de seguridad que despedía humo negro. Hacíamos las hogueras con gente que no conocíamos, sin hablarnos, sin preguntarnos los nombres ya o de donde veníamos, era una acción mecánica, silenciosa, común y anónima. Con la noche la confusión y la tensión aumentaron. Te sentías como una rata enjaulada.

Había grupos de jóvenes que se dedicaban a pegar a gente que encontraban sola, a periodistas solos, a otros jóvenes. Estos jóvenes no eran de la manifestacion, se decía (y me lo creo) que habían sido introducidos por la policía para quebrar a los manifestantes. Actuaban con mucha eficacia: muy rápido para que los demás no pudieramos reaccionar. Golpeaban a alguien que veían solo y se iban corriendo, perdiéndose en la multitud. Vimos a un chico muy joven sangrando en la cara tras una de estas breves pero intensas palizas. Otro chico con el ojo morado superhinchado. Muchos empezamos a asustarnos. Nos pusimos cerca de unos policías en una zona que parecía más tranquila. Intentamos repetidamente razonar con los policías, sin éxito (aunque según iban pasando las horas te hablaban más y más, se explicaban más y más).

De repente, un grupo de manifestantes intentó entrar en uno de los edificios que dan a la plaza (el edificio del Tesoro). La música tecno retumbaba por todas partes. Intentaron derribar una puerta y rompieron ventanas. Todo fue bien filmado por muchas camaras de televisión y bien iluminados por un foco desde un helicoptero. La policía dejo que esto ocurriera durante una media hora, para que se filmara bien, y luego empezaron a cargar. La gente se puso a correr hacia nosotros por lo que estabamos en un sandwich entre los que venían en estampida y las líneas de policía que teníamos detrás. Muchos jóvenes se pusieron a llorar y rogar a los policías que nos dejaran salir, que nos iban a aplastar. Se negaron.

Tras un tiempo de tensión la situación pareció calmarse. Nos pusimos a cantar villancicos. Preguntamos a los policías si creían que deberíamos irnos a otra zona de la plaza. Nos dijeron que no, que mejor que nos quedáramos ahí. Unos chicos de Manchester razonaron con ellos que tenían que coger un autobús común para volver a casa. Pareció que les iban a dejar salir si mostraban el ticket de bus. Como tenían tickets de más, nos los pasaron. Parecía que íbamos a poder salir cuando de repente se pusieron a cargar contra nosotros dándonos bastonazos. Gritaban ‘Moveros! Moveros!’ pero sin especificar donde por lo que si te movías hacia donde no querían, te daban un bastonazo.

Nos fuimos todo lo rápido que pudimos hacia otra zona de la plaza. Allí la masa estaba muy compacta, uno casi no se podía mover. En una línea policial empezaron a dejar salir a la gente uno a uno. La gente empujaba hacia allí por lo que cada vez estabas más y más aplastado. Mucha gente empezó a tener ataques de ansiedad, intentábamos entonces dejarles sitio para respirar. Gente empezó a romper unas ventanas y hubo otra carga policial que nos apretujo aún más. Por suerte a nosotros esto nos empujó más hacia la salida. Estábamos como sardinas en lata.

Los policías en el cordón policial se ponían a hablar con los manifestantes como si se pudiera tener un dialogo. Los manifestantes pasaban de ellos. Algunos de nosotros conseguimos llegar a la salida, nos registraron. El chico delante de mí llevaba una bufanda por el frío alrededor de la cara. La policía se puso muy violenta con él diciendo que no se tapara la cara, agarrándole por los brazos, apuntándole con el dedo. Y le dijeron que por hacer eso le devolvían a la cola (y lo hicieron). Comunicamos esto a la gente, que no se taparan la cara y que no se preocuparan que no estaban tomando fotos (había una cámara pero no la usaban).

Pasamos por más policías a caballo y esperamos a nuestros amigos a cierta distancia. Una policía se acerco y nos preguntó con educación inglesa: ‘Qué, habéis pasado una buena tarde?’. Se me ocurrieron muchas cosas que contestarle, pero la miramos en silencio y se fue sonriendo. Gente donde estábamos gritaba “¡Dejadlos salir!”. Tras un cuarto de hora, nos dimos cuenta que ya no salía nadie. Preguntamos y nos dijeron que habían cerrado esta salida, que la próxima salida era en el puente de Westminster y que nos fuéramos.

Se nos encogió el corazón por tener que irnos sin nuestros amigos. Conseguimos hablar con ellos por teléfono. Algunos lloraban desesperados y nos pedían que les ayudáramos que era insoportable. Les oíamos gritar desde donde estábamos: “¡Dejadnos salir!”. No podíamos hacer nada. En esos momentos sentía un odio intenso, algo que nunca había sentido antes – no podía soportar mirar a policías ni a la gente superburguesa, de compras en la zona de Victoria. Este odio me duro un par de horas.

Mudos, nos fuimos a un pub a esperar. Allí encontramos a otros amigos que habían conseguido salir. Nos abrazamos fuerte con gente a la que apenas conocemos. Nos pusimos muy emocionales. Lloramos. Reímos. No habíamos comido nada desde las 12. No podíamos comer, sí bebimos cerveza. Llamamos a todo el mundo para contarles, sentíamos una gran necesidad de hablar. Nos llamaban profesores preocupados por los demás con los que no podían contactar. Muchos nos dijeron que estaban escribiendo cartas a la BBC porque cómo estaban dando las noticias era lamentable. Otros, que estaban escribiendo quejas a la policía por lo anti-democrático de su táctica de encierro.

Horas después, nuestros amigos que habíamos dejado nos contaron por teléfono y mensajes que la policía empez a cargar contra ellos cuando les dejamos y a empujarlos hacia el puente de Westminster. Allí estuvieron miles de personas dos horas más totalmente apretujados. Tras nueve horas de encierro, la gente se empezó a hacer pis encima. Una amiga fingió un desmayo para conseguir salir. Por ahora no nos han contado mucho mas, estaban en estado de shock por lo que vivieron en ese puente.

Tras estos eventos, varias reflexiones iniciales:

- El derecho a protestar ha sido destruido lo que demuestra la actual erosión de la democracia británica.

- La policía crea estas situaciones de encierro y humillación constante para provocar violencia (y no al revés).

- Todo esta perféctamente coreografiado para los medios de comunicación (hoy sólo hablan de la supuesta violencia de los manifestantes – unas ventanas rotas y el ataque al coche del príncipe Carlos-).

Me alegro de haber estado en Parliament Square ayer. Hoy muchos nos sentimos todavía entumecidos pero fuertes, con muchas ganas de pensar y de hacer.



A continuación, el relato de sobre La manifestación en Madrid:


El día que me convertí en “violento antisistema”
28 enero 2011 — Copépodo
http://copepodo.wordpress.com/2011/01/28/el-dia-que-me-converti-en-violento-antisistema/

Lo primero que tengo que decir es que soy un ingenuo. Mucho. Y no lo digo por decir, es la pura verdad. Muchos de los que leáis esta entrada os pensaréis al acabar el post que me he caído de un guindo, y seguramente tendréis razón. Hasta hace relativamente poco tiempo yo iba por la vida intentando ser un ciudadano modelo, cumpliendo con mis obligaciones, intentando ser crítico con la realidad y obrando en consecuencia, poniendo a parir a todo el mundo que lo mereciese, intentando no dejarme llevar por mis prejuicios, quejándome cuando lo creía oportuno y votando religiosamente siempre que tenía ocasión a la vez que ponía a parir a los vagos abstencionistas. Europeísta hasta la médula y hasta el hartazgo, defensor del estado autonómico y no sé cuántas cosas más.

Empecé a ir a manifestaciones en 2º de BUP (Chirac, cabrón, deja el atolón), pensando que son actos cívicos de responsabilidad ciudadana. Que si Miguel Ángel Blanco, que si la LOU, que si la guerra de Irak, esas cosas. Como buen ciudadano estaba en contra de la violencia y me iba a casa cuando todo acababa. Sabía (porque una cosa es ser ingenuo y otra ser tonto), que los que se quedan después son “los que la lían”, los violentos, punkis, jipis, perroflautas y gente de mal vivir que seguro que ni iba a votar ni nada porque eran antisistema, y en el estado de madurez de nuestra sociedad, los problemas hay que resolverlos civilizadamente a través de las urnas. Pues eso. Un ingenuo.

Insisto en que soy ingenuo, no tonto. Hubo un momento de idealismo y de ilusiones, pero según pasa el tiempo te vas dando cuenta de cómo funcionan en realidad las cosas y este bloj, por ejemplo, ha sido testigo de mi desencanto creciente con la clase política en general y con el gobierno en particular. No hará falta explicar por qué creo que la cosa está muy mal y que, siendo como soy, creo que tendríamos que tener una huelga general cada semana.

A lo largo del día 27 de enero me entero de que hay convocadas protestas en toda España contra las reformas de la crisis en general y la de las pensiones en particular. Como se veía venir, los sindicatos mayoritarios han cedido a un nuevo recorte de conquistas sociales con apenas algo de maquillaje. La noticia se da en la inmensa mayoría de los medios como un acuerdo histórico, pero el resto de los sindicatos, grupos de izquierda y por supuesto, la población medianamente consciente de lo que está pasando, están que trinan.

Las convocatorias pasan desapercibidas, ningún periódico digital de los importantes hablan de que hay huelgas en varias comunidades autónomas y manifestaciones en todo el país. Me entero por el twitter, vaya. Mi conciencia me juega una mala pasada. Llevo meses envidiando las reacciones populares de otros países de Europa que están respondiendo al atropello, mientras que aquí todos nos quedamos de brazos cruzados, con una huelga general en septiembre convocada con la boca pequeña. A mí, personalmente, no me apetece nada ir a manifestarme un día gris y húmedo de enero en el que podría quedarme en mi casa. De verdad que lo prefiero. Estoy cansado después del trabajo, tengo un post de humor a medias, calefacción, cena, etc, pero mi conciencia me dice que si no estoy dispuesto, ni siquiera a salir a la calle hoy (después de todo lo que me he quejado ante mis amigos esquiroles que sí fueron a trabajar el 29 de septiembre), es que no estoy dispuesto a hacer nada.

No llego a tiempo a la manifestación (Atocha-Sol), pero leo en Diagonal que hay montada una cacerolada delante del Congreso de los Diputados a las 20:30. Pienso que eso va mucho conmigo. Una protesta cívica delante del congreso, supuesta sede de la soberanía popular, actualmente sometida a “”"los mercados”"”. Me apunto. Cojo las llaves, el móvil, el libro que estoy leyendo y un silbato “para montar ruido” (ingenuo), me pongo el abrigo y me monto en el metro. Me bajo en la estación de Sevilla y bajo por la calle del mismo nombre hasta la Plaza de Canalejas, con la idea de seguir hasta el congreso, pero me encuentro con que justo en Canalejas está la cabecera de la manifestación.

Según bajo por la calle Sevilla, inmediatamente me llama la atención una fuerte presencia policial, varios furgones y un destacamento de antidisturbios a lo ancho de la calle. No ponen ninguna pega para que la gente pase, pero se me pasa por la cabeza que si esto fuese un wargame, la plaza de Canalejas sería un sitio muy malo para estar ya que me están cortando la retirada. El pensamiento me hace hasta gracia, me lo imagino en un tablero con hexagonitos. Os advertí que soy un ingenuo.

En Canalejas hay gente, pero no muchísima; se gritan las consignas al uso y se lee el manifiesto. Ni siquiera presto mucha atención, estoy porque me lo ha pedido mi conciencia, pero ni siquiera tengo yo mucho cuerpo de protesta hoy. Me doy cuenta de que no se va a poder llegar al congreso. La Carrera de San Jerónimo está bloqueada por varios furgones policiales (4 ó 5 al menos), que hace imposible que se puede circular a menos que sea por las estrechas aceras, cosa también imposible por un buen número de antidisturbios también en este punto (en cantidad desproporcionada, me da la sensación). Al principio creo que somos cuatro gatos, hasta que me doy cuenta de que la cosa viene desde la Puerta del Sol. No veo mucho más allá de lo que hay al otro lado de la plaza.

Cuando se acaba el manifiesto hay más consignas que animan a la concurrencia a ir al congreso, pero obviamente es imposible. Se ve que estaban al tanto de la convocatoria de la cacerolada y han puesto remedio taponando la calle. Qué cabrones. Me dispongo a irme, porque ya ha acabado todo y como os he contado ¡yo no soy de los que “se quedan al final”!, esos violentos antisistema y tal. Andando tranquilamente por donde he venido (calle Sevilla), oigo lo que supongo que es el disparo de una pelota de goma. “¿ya?”-pienso-”Si no nos ha dado tiempo a irnos”.

La gente empieza a ponerse nerviosa, a correr de vuelta hacia Sol. No es que cunda el pánico, pero hay mucha gente y muchos nervios. Se oyen más pelotas de goma y siguen los nervios. La gente no sabe para dónde tirar, ha pasado todo muy rápido. Unos huyen por un paso subterráneo, muchos se apelotonan en portales, otros corren de aquí para allá. Yo la verdad es que estoy bastante acojonado, porque como decía, nunca me había quedado “hasta el final”, y es entonces, viendo eso que se ve tantas veces en la tele, al típico antidistubios que agarra a un manifestante y le da un palo, a uno cualquiera, al que le ha pillado más a mano, (no al que parece más amenazador, al que tiene una litrona o al que se tapa la cara), es entonces cuando me doy cuenta de que soy un antisistema. Yo y el jubileta que tengo al lado, y la señora con una niña (que probablemente sólo pasaba por allí) y se apretuja en un portal. ¡Somos violentos antisistema!

Como todos, también había oído hablar de represión policial, pero era la primera vez que me sentía así de indignado por un castigo inmerecido contra unos manifestantes esencialmente pacíficos. Totalmente desproporcionado. Como muchas otras personas, intento irme de allí (que no soy ningún corresponsal) por donde he venido: la calle Sevilla, pero hete tú aquí que ahora los antidisturbios no te dejan salir. Da igual que sea gente que obviamente sólo se quiere ir de allí, por el borde de la calle: el policía de turno (que tiene la bondad de hablar y no zumbar directamente, como un poco más atrás), nos obliga a gritos a irnos a Sol, es decir, retroceder y meternos en todo el barullo. Esa es la solución de la policía. ¡Otra vez se me viene a la cabeza el wargame! Qué cabrones los antidisturbios, que nos están haciendo una envolvente y lo tenían pensado desde el principio. Una puñetera ratonera era aquello. Salen más y más antidisturbios, como de la nada, están ya por toda la plaza, en grupos pequeños de unos 10. Pura estrategia militar.

No nos queda más remedio que meternos en la Carrera de San Jerónimo sentido Sol, a todas luces un error, porque es donde están a punto de cargar, ¡pero es que nos están obligando! Los manifestantes que ya han paso por allí (los expertos, me parece a mí), han ido tirando contenedores y tal, y empiezan a volar algunas botellas, y siguen las pistolas de goma. A la primera de cambio que puedo me meto en un bar y al poco veo pasar las cargas. Justo en la confluencia con Sol han prendido fuego a una barricada y allí se queda la cosa.

El dueño del bar nos echa y aprovechando que el foco de atención está mas abajo, consigo retroceder a Canalejas y subir por Sevilla, esta vez sí me dejan pasar.

Aclaro que el título pretendía ser irónico. Como me dijo un amigo hace unos días, ya somos antisistema desde el momento en el que nos damos cuenta de las deficiencias que tiene. De alguna forma te acabas sintiendo expulsado del sistema, con el que cada vez eres más incompatible, pero es que me ha pillado por sorpresa lo rápidamente que puedes convertirte en un antisistema “violento” y ser objetivo de lo que a todas luces es represión policial. La falsa ilusión de democracia nunca me ha parecido más endeble. En la plaza había gente de todo tipo, esencialmente, insisto, manifestantes pacíficos indignados e impotentes por el atropello que estamos viviendo a la luz del día sin poder hacer nada. Impresiona mucho sentirse tan vulnerable físicamente a las armas del estado y a lo imprevisible que es una multitud asustada. No hubo cacerolada en el congreso ni de coña. El gobierno está tomando muchas precauciones y curándose en salud con mucha presencia policial en este tipo de protestas.

Es un poco tarde y no estoy muy inspirado, dejo un par de enlaces abajo y ya lo comentamos mañana si eso.


Os aconsejo visitar la web del autor para ver las fotos, los mapas y los comentarios.

Vistos los 2 relatos, llegan las conclusiones: ¿qué ha sido del derecho a manifestarse? ¿Por qué se permite este tipo de acciones militares contra ciudadanos indefensos? ¿Cuándo perdieron los medios de comunicación y los periodistas su ética para dejar de informar sobre lo que ocurre y vender a la gente lo que les dicen que tienen que decir?

miércoles, enero 12, 2011

Conectividad e improductividad

Hay una cita que dice que "la previsión es la base del éxito", a la cual estoy pensando en añadir que "la multitarea es la base del fracaso".

Ultimamente ando rumiando el tema de la productividad, o más concretamente, el de la cantidad de tiempo que desperdiciamos desde que disponemos de conectividad en 24x7 (en casa).

Cuando soy capaz de disponer de 5 ó 6 horas (una tarde completa) de tiempo dedicado completamente a mí, acabo desperdiciándolo delante del navegador y el cliente de gtalk, de igual forma que hace unos años lo desperdicaba delante del cliente de IRC.

Y no es porque no tenga nada que hacer: tengo gran cantidad de tareas pendientes de diversos ámbitos: "maquetar" los vídeos "familiares" grabados con la videocámara HD, gran cantidad de libros por leer, ideas para muchos programas a realizar, programas en curso, tutoriales y cursos que tengo todavía por terminar de escribir, etc.

Pero aunque me ponga con alguna de estas tareas, acabo por dedicar más tiempo a la navegación y el gtalk que a la realización de la tarea en sí, especialmente porque cuando recibo una interrupción me cuesta mucho volver a lo que estaba haciendo.

Algo muy obvio es que cualquier interrupción (un email, un mensaje de IM, una llamada, una incidencia diferente a la que estás tratando, una reunión, etc) produce una pérdida de concentración con respecto a la tarea en curso.

El problema no está en los breves segundos / minutos en que centramos nuestra atención en el nuevo evento sino en que se produce un "cambio de contexto mental". Este cambio de contexto implica que gran parte de aquello que teníamos en la cabeza para la realización de la tarea en curso se esfuma, ya que necesitamos emplear esos "registros internos" de nuestro cerebro para la nueva tarea.

Así, cuando la interrupción desaparece (hemos contestado al mensaje de IM, hemos borrado el email o lo hemos respondido, etc.) y pretendemos volver a la tarea original nos encontramos normalmente semi-descolocados teniendo que volver a construir el "entorno de trabajo mental" en que estabamos antes de ser interrumpidos.

Como siempre, no por tener más cosas hemos de ser más felices. En este caso han llegado las aplicaciones de IM, el Internet basado casi exclusivamente en el navegador web y las redes sociales, y parece que lo que están consiguiendo es desarrollar actitudes pasivas en vez de activas, como si el ordenador fuera la nueva televisión. He llegado a estar sentado delante del PC con el cliente de gtalk y el navegador abierto mirando las barras de descarga o esperando a que mi interlocutor diga algo cuando hace más de 10-15 minutos que no hemos cruzado palabra.

Después, a las 21:00PM, echo la vista atrás y digo: "¡Si he tenido 5 horas para hacer lo que quisiera, y apenas he hecho nada!".

¿Deberemos, para ser más productivos y no desperdicar nuestro tiempo, acabar "apagando" la conectividad en nuestros hogares?

9999 kilómetros con la Grand Dink

Hace 2 años no había subido jamás a un moto como piloto (y apenas dos veces, sólo por unos minutos, como pasajero), y hoy me he sorprendido haciendo la siguiente foto al cuentakilómetros de mi megascooter de 125cc:




Desde luego, puedo decir sin temor a equivocarme que la moto ha sido una de las 5 mejores cosas que he comprado en la vida. En esto debo de darle las gracias a Fede.