Pese a lo contento que estoy con el Sistema Operativo en sí, debo confesar que este último año he tenido un par de crisis de Fé con Linux, en las cuales me llegué a comprar un iPad y un MacMini (llamémoslo "mi etapa Apple"), y estuve a punto de considerar el pasarme a Mac Os X como sistema de escritorio único en mi casa.
El problema ha aparecido en los últimos 3 años, con una carrera progresiva de los gestores de ventanas hacia interfaces simplificados, widgets, y unificaciones entre lo que debería ser 3 cosas separadas: un gestor de ventanas para tablets, otro para netbooks y otro para ordenadores de sobremesa.
Tanto KDE como GNOME (el primero con la versión 4 y el segundo con la 3), y añadiendo a Unity, están apostando por simplificar el escritorio, entendiendo por simplificar el convertirlo en un simple dock y un puñado de widgets. A esta simplificación se une la pérdida de funcionalidades que podrían considerarse "complejas" para los usuarios y que yo he echado de menos en más de una ocasión (teniéndolas que recuperar vía herramientas como gconftool o con hacks basados en scripts).
Además, las nuevas distribuciones de Linux orientadas al usuario se han tomado la licencia de comenzar a personalizar los gestores de ventanas, de forma que tienen cambios con respecto a los gestores originales.
El resultado, para mi gusto y al menos con Ubuntu + Gnome, es una inestabilidad que no había visto jamás en el entorno Linux. Cada 10 ó 15 arranques de Gnome, me sale un error de alguno de los "applets" (montador de discos, el reloj, área de notificaciones, etc) y el applet en cuestión no aparece ya en el escritorio (hasta que reinicias).
Todo comenzó a partir de Ubuntu 9.04. En Ubuntu 8.04 usaba Gnome2 (supongo que poco modificado) y el sistema era muy estable, sin ningún tipo de problema aparente. Desde la actualización de 8.04 hasta 10.10, todo han sido problemas (el bug de bloqueo del sistema cuando volvías del salvapantallas, applets que no cargan, etc) y decepciones.
El uso que yo le doy al escritorio, en el hogar (no en el trabajo), las necesidades que yo tengo acerca de un gestor de ventanas, son las siguientes:
- Disponer de una barra de aplicaciones clásica con su menú de lanzamiento y sus posibles iconos (en el orden en que yo quiera) como accesos rápidos a aplicaciones.
- Disponer de iconos en el escritorio (estándar, nada de widgets).
- Disponer de gestor de ficheros.
- Disponer de espacios de trabajo o workspaces.
- Posibilidad de personalizar los atajos de teclado así como en qué workspace lanzar cada aplicación.
- Disponer de feedback visual de los discos montados (ejemplo: el applet montador de discos de gnome).
- Area de notificaciones (systray) donde se pueda tener el estado de la batería, del wifi, de las actualizaciones, o donde se pueda minimizar pidgin o dropbox, por ejemplo.
De momento mi problema (y mi crisis de Fé) se ha solucionado pasando de Ubuntu a Linux Mint 11. Sé que Mint está basada en la misma Ubuntu de la que he huído, pero funciona y es mucho más estable (de hecho, diría que totalmente estable).
El problema, y el pero, es que Linux sigue avanzando hacia los entornos simplificados tipo Unity y no sé si en Linux Mint 12 peligrará mi "escritorio clásico" actual. Porque Gnome3 no me convence y KDE4 con sus "plasmoides" menos aún.
Me estoy planteando, en serio, pasarme a entornos tipo XFCE o similares, donde tenga mi barra de tareas, mi dock de aplicaciones y poco más, pero me parece muy triste tener que llegar a este punto. Donde Windows cada vez está mejorando, Linux está empeorando, mientras que Apple sigue fiel a su estilo que le funciona.
Me gustaría incluír en esta entrada parte de un comentario leído en barrapunto, en un hilo relativo a este mismo tema, a la "huída" de gente de los nuevos escritorios y su retorno a otros como XFCE o similar. Como me ha gustado el comentario, lo reproduzco aquí indicando su autor y enlace al mismo:
URL: http://softlibre.barrapunto.com/comments.pl?sid=87818&op=&threshold=1&commentsort=0&mode=thread&cid=1293817
por Ed Hunter (702) el Jueves, 10 Noviembre de 2011, 11:29h (#1293817)
El principal problema de GNOME3 es que ha sufrido una revolución en la interfaz de usuario, cuando los procesos naturales son evolutivos. Las revoluciones siempre producen resistencia.
Pongamos los entornos de escritorio más exitosos en la informática personal: Windows y Macintosh.
Si comparamos el Microsoft Windows 1.0 con el actual Windows 7, veremos que las interfaces no tienen nada, pero nada que ver. Sus interfaces han sufrido varias revoluciones. Si un usuario de Windows 1.0 viajase en el tiempo y probase un Windows 7 no encontraría nada familiar. De hecho es algo que le pasaría probando Windows 3.x, y que también le pasaría al usuario de Windows 3.x al probar Windows 7. En la interfaz de Windows se han producido varias revoluciones, lo que ha provocado descontentos y el mantenimiento de las interfaces viejas en los sistemas nuevos (Windows 95/4 incluía el viejo progman.exe) para satisfacer a los conservadores.
En cambio, un usuario del Apple Macintosh 128K, que jamás hubiese visto otra cosa aparte del MacOS 1.0, al sentarse delante de un MacOS X Lion, aparte de alucinar con los colores y demás efectos gráficos, seguiría encontrando el sistema familiar al seguir viendo la barra de menús superior, el Finder (el escritorio y los iconos de la papelera y los discos), etc. En la interfaz de usuario de MacOS no ha habido revoluciones, sino que ha sido una larga evolución. En ningún momento hubo un cambio total de paradigma, como si sucedió en Windows y ha sucedido en GNOME.
En mi opinión, en Windows se aceptó las revoluciones bastante bien y los cambios de paradigma, porque eran necesarios. La GUI de Windows 1.0 era algo difícil de catalogar sin ser grosero, y además había un importante enfrentamiento con Apple que les dificultaba hacer las cosas algo mejor de como lo hicieron.(...) Por eso se acepto: por ser claramente superior a progman.exe y ser necesario el cambio.
En cambio, en GNOME no hacía falta en cambiar la interfaz de forma revolucionaria, y menos aún impidiendo seguir usando el equipo como siempre. Ni tan siquiera daba sensación de agotamiento, de que no quedasen cosas por hacer, depurar o arreglar. Al contrario. En GNOME en realidad la sensación era que lo que necesitaba era arreglar la infraestructura, todo lo que hay por debajo del escritorio, lo que permite y facilita desarrollar aplicaciones.
Resumiendo: la gente no esta a gusto con cambios revolucionarios a menos que sean imprescindibles y siempre preferimos cambios evolutivos. En la GUI de MacOS sólo ha habido cambios evolutivos, y los elementos básicos de la interfaz de la 10.7 ya estaban presentes en la 1.0. En Windows si que hubo varias revoluciones, que fueron necesarias porque se dirigían a callejones sin salida, pero durante la transiciones permitían usar el sistema antiguo y el nuevo no impedía usar el sistema de forma similar a la vieja usanza.
En GNOME la revolución se ha producido de forma caprichosa y se ha impuesto a los usuarios sin ofrecer alternativa alguna.
Es esas circunstancias, me veo en una encrucijada.
¿Me adapto yo a Unity y cambio mi forma de trabajar?
¿Vuelvo a XFCE o ICEWM y pierdo funcionalidades que no tienen estos pero sí Gnome?
¿Empiezo a encargar mi copia de Windows 8?
¿Qué opináis?